El
ritmo cotidiano, alcanzada o no la estabilidad emocional, puede hacerse
repetitivo, de forma que cada día parece exactamente igual al anterior y al
siguiente.
Nos
enfrentamos a uno de los mayores problemas de la sociedad actual, la rutina,
que desemboca invariablemente en el aburrimiento, la frustración y el desengaño
de uno mismo, de los otros y de todo el ambiente en general.
Probablemente
esta situación indeseable es la que más nos agota y desgasta físicamente, pues hay
desgano en llevar a cabo algunas actividades constantes.