Me desperté a las seis de la mañana,
había dormido bien después de un día muy agotador; a mi lado estaba ella aun
durmiendo, vistiendo su camisón transparente que me dejaba ver su hermoso
pecho, la contemple orgulloso un par de minutos, le di un beso en la frente y
me levante.
Al salir de bañarme, la escuche
tarareando un de las canciones que nos gustan y me llego el olor de lo que
estaba cocinando para almorzar, me fui a la cocina y sin que se diera cuenta la
observe muy hacendosa; su pelo amarrado con un listón verde, traía el vestido
delgado escotado y hasta antes de las rodillas que le había regalado ocho días
antes, encima su delantal, noto mi presencia y me saludo con un amoroso beso y
un fraternal abrazo.
Nos sentamos a la mesa y me sirvió huevo
guisado con tomate rojo, unas cinco tortillas de maíz recién hechas y de tomar
una olla de atole natural también de maíz.
Me despedí tiernamente, me dio mi guaje
con agua, tome una cuerda, un azadón y
una hoz y me fui caminando a una pequeña milpa que tenemos en una pradera a
unos 3 kilómetros de la casa al pie de la montaña, ahí siembro maíz, calabaza y
frijol, hay una pequeña cabaña donde descanso algunos minutos y me refresco
tomando agua durante la jornada.
Llegada la hora de la comida, diviso el
camino hacia la casa y veo que ella viene cargando en su brazo una canasta y en
la otra mano una olla con agua, la recibo alegre y pasamos a la cabaña a comer
lo que preparo, carne de puerco en tomate verde, acompañada con rajas de chile serrano
verde con cebolla en rodajas y jugo de limón, tortillas recién hechas, agua de Jamaica
y de postre unos dulces de calabaza que compramos en el pueblo días antes.
Reposamos la comida platicando de
nuestros planes a corto plazo, caminamos un rato por la parcela, ella cortó
algunas flores, le corte nopalitos tiernos y unas tunas coloradas y de regreso
a la cabaña tuvimos un rato de intimidad, luego ella agradecida tomo camino a
la casa y me pidió que me cuidara y no me tardara. La vi retirarse, aun
volteando y sonriéndome y yo de una pieza alzando y agitando mi mano, apreciando su hermosa y cadenciosa figura.
Llegue a la casa entrada la noche, había
avanzado bastante con la labor, me sentía cansado y sudoroso; me recibió contenta
y me aviso que el baño y la cena estaban listos; después del baño ya la mesa
estaba puesta, había una pequeña canasta de pan dulce, una olla de barro con
chocolate aun con el molinillo dentro y cenamos muy agusto platicando de cómo me
fue en la milpa.
Después de la cena nos salimos y nos
sentamos un rato en el quicio de la puerta, había luna y un cielo estrellado, alcanzábamos
a ver nuestra milpa en el horizonte cercano junto a la montaña; al tiempo que platicábamos
note que ella bostezaba de cansancio, la invite a ir a la cama, rezamos nuestra
oración y con un cariñoso beso nos deseamos felices sueños.
y…te diré de que adoleces!!!
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